Desde el silencio.


Serie de fotos enviada a la XIV Bienal de Fotografía del Centro de la Imagen. A ver qué pasa.

La sordera me reduce el mundo a un ámbito estrictamente visual. No importa con cuánta gente me relacione, la música que escuche a todo el volumen o el ruido derivado de cualquier entorno, el silencio nunca pierde su protagonismo, las palabras siempre sobran, no por estropear el silencio, al contrario, las personas son más interesantes cuando observo la intensidad de sus gestos en lugar de entablar una conversación.

Si hablan antes que dispare el obturador, la cámara ya no es cómplice de mi paranoico afán de explorar su intimidad. El esfuerzo de leer los labios es muy conflictivo, apenas alcanza para entender la mayoría de las palabras pero es insuficiente para entender lo que pretendían decirme, por eso, sin fotografías me siento ausente, neutral, invisible, como un extranjero que se quedó sin interprete. Estas fotografías son una mirada desde el silencio.

La memoria del eco